1 abr 2014

DEFENSORES: COLMILLOS DE FUEGO Y SANGRE


A las buenas. Hoy quiero reseñar un tomo recopilatorio de  esos que hacen las delicias de todo buen aficionado al cómic de Superhéroes. Así que hoy toca hablar de Los Defensores: Colmillos de sangre y fuego.






Este tomo pertenece a la colección Marvel Gold, habiendo sido editado en España en Marzo del 2014. El material contenido son los números 6 y 7 de Marvel – Two- in-one, los Giant- Size Defenders 3 y 4, además de los números 20 a 25 USA de Defenders. Todo este material fue publicado en los USA de mano de Marvel Comics entre Noviembre de 1974 y Julio de 1975.

El guionista principal de estos tebeos es Steve Gerber, aunque otros como Len Wein colaboran.  El dibujante principal es Sal Buscema, aunque otros como Don Heck, George Tuska o Jim Starlin participan también en estas páginas.

Este tomito incluye desde un cruce con la serie de La Cosa, hasta unos Giant Size inéditos hasta el momento en España, pasando por un arco argumental donde los Defensores se enfrentan a la organización racista conocida como “Los Hijos de la Serpiente”. A lo largo de este tomo vamos descubriendo más acerca del pasado de Valquiria, además de asistir a un giro radical en la vida de Halcón Nocturno. Todo esto aderezado con enfrentamientos contra supervillanos como el Escuadrón Siniestro, los Hombre Cabeza, el Gran Maestro o La Encantadora.

Lo primero que se me viene a la cabeza es que todo aquel que sea un aficionado a los cómics Marvel, se lo pasará de fábula con la enorme cantidad de personajes que se dejan caer a lo largo de este tomo. Desde los habituales Hulk, Doctor Extraño, Valquiria o Halcón Nocturno, hasta estrellas invitadas como Daredevil, Hank Pym (en su faceta de Chaqueta Amarilla) Luke Cage o el Hijo de Satán. Sin duda alguna, los fans de Marvel lo pasarán pipa con tantos héroes interactuando entre ellos. Es como una especie de canto de amor al género superheroico.

Si bien el cruce con la serie de la Cosa no resulta nada del otro mundo, al menos tiene su interés para poder conocer más datos acerca de Valquiria. Los Gian Size son ya harina de otro costal y una delicia. Todo un lujo el que por fin se hayan podido recuperar, ya que contienen historias realmente dignas y en especial el número 4 es todo un broche de oro (con un prólogo a la caída en desgracia de Chaqueta Amarilla, que años después acontecería en las páginas de los Vengadores).

Ahora bien, lo que si me ha parecido, honestamente, magistral han sido los números de los Defensores escritos por Steve Gerber. Este guionista consigue dar a la serie un ritmo frenético y alocado. En cada uno de sus cómics pasan cosas y se plasman como un producto de lo más entretenil. Gerber tiene la merecida fama de ser uno de los guionistas más insólitos del medio (debiendo se a él la creación de personajes “raros” como el mítico Howard el Pato). 









Este escritor comprende muy bien a los personajes que escribe y, pese a la enorme cantidad de ellos que se dejan caer por aquí, todos y cada uno de ellos tiene su momento de gloria. Ya podrían aprender de él muchos de los guionistas actuales, que sólo se dedican a sacar personajes y personajes, sirviendo sólo para hacer bulto. Pero estoy divagando...

Lo reseñable es que aquí tienen cabida desde grandes escenas de acción y luchas, hasta pasajes en que lo más importante es profundizar en los personajes. Por supuesto, estando de por medio Steve Gerber no podía faltar el sentido del humor, siendo especialmente divertidos varios momentos con  Hulk como interlocutor. Llama la atención que en poco más de 20 páginas que contenían originalmente cada uno de los cuadernos tuviese cabida tanta cosa.

También se tratan temas siempre vigentes como puede ser el del racismo. Pese a su apariencia colorida (debido a la intervención de superhéroes) el arco argumental de los Hijos de la Serpiente tiene una madurez y un realismo que asusta. No menos perturbadora resulta ser la sorpresa final de quien se encuentra moviendo los hilos y la justificación empleada para ello. Pese a que bebe de una aparición anterior del grupo en las páginas de los Vengadores, no cabe duda de que se trata de una forma muy eficaz para hacer reflexionar a los lectores acerca de asuntos como el racismo o las políticas empresariales. Chapeau para los autores.

En lo que se refiere al dibujo, me voy a centrar en elogiar la gran labor de Sal Buscema.  Para un servidor, este autor supo conseguir la imagen definitiva de personajes como el Capitán América o Hulk, con lo que siempre es un placer poder contemplar alguno de sus innumerables trabajos para la industria del cómic.

Sal Buscema es un grandisimo narrador, que sabe embellecer cada página y dotar en su conjunto a las planchas de un dinamismo increíble. Se acostumbra a decir de él que es un  gran artesano, afirmación que comparto en parte aunque no del todo. Es quedarse corto, ya que sabe conjugar una composición de página de corte clásico con una espectacularidad que se encuentra revestida de aparente sencillez. A la cabeza me viene cierta doble página contenida en este tomo donde nuestros héroes reparten leña entre los Hijos de la Serpiente.

El resto de dibujantes del tomo cumplen y hasta Don Heck (que valorando su obra en conjunto resulta ser de lo más irregular) sale bien parado en esta ocasión. Valorando “Colmillos de Sangre y fuego”, globalmente tiene un apartado gráfico correctisimo,  destacando la ya mencionada labor de Sal Buscema.

En conclusión, este tomo de los Defensores debería ser compra obligada para los amantes de los superhéroes. Los Defensores era una de las mejores series de mediados de los años 70 y Steve Gerber comienza su etapa en estado de gracia (y eso que sus mejores tebeos del grupo están todavía por venir). Toda una delicia para los fans Marvel que quieran leer una obra que contiene toda la esencia de los mismos. 





2 comentarios:

  1. Me gusta la edicion, tapas con solapas, formato y hasta el papel...el problema es que quiza no es el adecuado con el color.

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  2. Te confieso que a mi el color de la edición de Panini no me ha desagradado, al contrario. El que sea tan "colorido" me ha ayudado a acrecentar la sensación de "maravilla".

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