A las buenas. En fechas recientes, Noviembre de 2011, ha sido editado el Nº 1 de la segunda época de la revista “Cimmeria”, todo un referente en el mundo de la fantasía heroica en general, pese a que sienten una especial predilección por Conan, el Bárbaro favorito de todos.
Pues bien, entre sus páginas, la revista tiene el honor de albergar “La Maldición del Susurrador”, un relato escrito por Miguel Ángel Naharro, todo un incondicional del mundo del relato.
Si hay algo que me ha llamado poderosamente la atención al emprender la lectura del susodicho es que salta a la vista que el bueno de Miguel Ángel es un amante incondicional del género de espada y brujería. He tenido el privilegio de poder acercarme a mucha de la obra de nuestro escritor, pero sinceramente, nunca lo había visto tan en su salsa como en la historia de Marac. Y teniendo en cuenta el nivel que ostenta habitualmente en sus relatos, eso es mucho decir.
No os voy a decir gran cosa del argumento, puesto que os haría un flaco favor al privaros de la delicia de irse introduciendo entre sus líneas y párrafos, pero sí que os voy a contar que es toda una biblia de referentes del género. Y aquí hay que esclarecer una cosa muy importante. No confundamos el uso aburrido e indiscriminado de tópicos con el homenaje y el sabio uso de los recursos de un estilo. Esto último es lo que hace nuestro escritor. Miguel Ángel es un conocedor del campo en el que escribe y emplea muy sabiamente los medios que le ofrece el estilo literario.
Y que decir de la forma que usa el escritor… El relato dura muy poco, pero es que es tal la fuerza y la vibración que transmite el mismo, con sus descripciones, acciones y diálogos que te lo lees de una sentada. Poniendo un ejemplo real, me senté a leerlo durante un desayuno, con la intención de pegar un vistazo a la primera página, pero es que fue cogerlo y hasta que no me lo acabe de una única tacada no pude soltar la revista. Ahí es donde se nota la bondad del trabajo realizado.
Hay que admirar lo bien que el bribón saber administrar el ritmo de la historia, en la que no sobra nada ni falta. Miento. Faltan más páginas a la revista para poder degustar más material y relatos del autor. Es de rigor reconocerle que la intensidad de la narración es muy fuerte, involucrando al público que la lee.
Yo no soy especialmente fan del género, pero a fe mía que mientras la revista Cimmeria continúe publicando relatos como este, de tanta calidad e interés, voy a seguir comprándola religiosamente.