A las buenas. Pues hoy tengo el enorme placer de
poder hablar de “La Vida de Adele”, un gran film dirigido por Abdellatif Kechiche y protagonizado por Adele
Exarchopoulos, Léa Seydoux, Salim Kechiouche o Mona Walravens, entre otros.
Hay que resaltar que este film es la adaptación de
la Novela Gráfica “El azul es un color cálido”, el cual ha sido recientemente
reseñado en este blog. Si bien no es una adaptación fiel al 100%, puesto que
omite algunas escenas, sustituye otras y amplia otro tanto, eso es lo de menos.
Puesto que tanto el cómic original como el film son dos productos de lo más
redondo, de sobresaliente altísimo.
El argumento trata acerca de cómo Adele, nuestra
protagonista, experimenta la confusa étapa de la adolescencia. Es un duro
momento para la vida de toda persona, ya que se trata de un periodo de
experimentación y de ir descubriéndose a uno mismo. La vida de Adele (nunca
mejor dicho) va a dar un vuelco cuando conozca a Emma, cuya entrada en escena
va a hacer que se replantee todo su mundo.
Lo primero que hay que decir de este film, es que se
trata de un producto muy valiente y honesto. Reproduce la vida tal y como es,
sin tapujos. Se trata de una película elaborada desde el corazón y no se
esconde tanto a la hora de mostrar los sentimientos de las personas como de
enseñar escenas de sexo donde las protagonistas dan rienda suelta a su pasión.
Y es que tiene todo el sentido del mundo no cortarse
ni un pelo a la hora de mostrarnos la culminación sexual de los personajes. No
cabe duda de que es muy importante el desarrollar todo el tema sentimental
entre Adele y Emma, cosa que el film hace con maestría, pero precisamente por
eso no duda en mostrarnos sus encuentros sexuales. Una parte fundamental entre
ellas es la atracción sexual que tienen y como disfrutan de sus cuerpos.
Doy mi aplauso al director por haberse atrevido a mostrar
con todo lujo de detalles las escenas de sexo. No se trata de hacerlo como algo
sucio, sino que lo hace porque la película se quedaría incompleta en caso de no
mostrarnos el autentico despertar sexual de Adele y como llega a culminar su
pasión con Emma. Hubiese quedado coja la película si se hubiese omitido (casi escondido)
el momento en que realmente la protagonista pasa a encontrarse a ella misma y
llegar al momento culmen en el que llega a redefinirse a sí misma a través del
sexo.
Pese a todo, no hay que engañarse. “La vida de Adele”
es un título que brilla con luz propia por la forma en la que sabe tratar esa búsqueda
por parte de la protagonista. Búsqueda que ni siquiera termina cuando empieza
la relación con Emma, ya que la vida no acaba hasta que llega su fin. Y el final de algo (del periodo en que Adele
buscaba tener clara su orientación sexual hasta que la encuentra) es el inicio
de otra cosa (como afrontar el paso a la madurez con una pareja a tu lado).
Si hay otro aspecto a destacar en el film, es el de
la naturalidad con la que se encuentran rodadas las escenas. Me viene a la
mente una escena en la que Adele está teniendo su primera cita con un chico y
ambos están comiendo en un griego. La forma en la que está dirigida la escena
es implacable, haciéndola muy realista tanto como por los diálogos y el ritmo
que va tomando la conversación, como por el modo tan real en el que la
protagonista va comiendo y simultáneamente hablando con el chico.
Las dudas, las inseguridades, el amor, el desamor,
el crecer y evolucionar, la pasión… Son aspectos todos abordados en la película
de forma absorbente, aumentando la brillantez con la que son mostrados por la
excelente elección que fue la actriz protagonista.
Ay, la protagonista. Sin duda alguna, este film no
sería el mismo sin Adele Exarchopoulos. Es una joven actriz que desborda ante
todo feminidad y sensualidad. Pocos rostros actuales del cine tienen tanta dulzura
como el de ella. Es indudable que logra plasmar todas sus dudas, alegrías,
tristezas y emociones con un talento natural que la convierte en uno de los
rostros más prometedores y valiosos de la industria. Pocas actrices resultan
tan adorables como ella.
Seydoux, en su papel de Emma, le da el perfecto
contrapunto. Ya que si Adele es sensualidad y belleza, ella es fortaleza y
seguridad. Es la madurez, tanto sexual como emocional, que termina de
complementar el binomio protagonista. El lujo definitivo es que lo hace tanto
sentimentalmente dentro de su papel, como artísticamente dando la réplica
perfecta que se necesitaba.
La dirección se centra en mostrarnos las escenas con
naturalidad (palabra que se repite mucho, como habréis observado, a la hora de
describir el film) y en seguir, casi claustrofóbicamente a la protagonista. No
obstante el punto fuerte de la cámara es el manejo del tempo narrativo y del
pulso firme a la hora de contar tan valientemente esta historia.
En definitiva, nos encontramos ante un film que
rebosa tal grado de naturalidad, calidad y emoción, que es casi obligatorio
verlo. Sería un desperdicio perderse esta obra maestra del séptimo arte. Todo
aquel que lo vea, no tendrá otro remedio que caer rendido ante Adele
Exarchopoulos y enamorarse de ella.